jueves, 20 de noviembre de 2008

Polvo de los soles y las estrellas, perfume de los astros

Hace un par de meses nos sorprendió la nominación de Le Clézio a premio Nobel de literatura. Muchos fueron sus detractores. No me queda claro, sin embargo, si lo habían siquiera leído. Conocí su obra, L´Inconnu sur la terre, cuando era apenas una adolescente, sin embargo, me fascinó inmediatamente su prosa liviana, tan liviana como los poemas. Recuerdo haber discutido con mi profesora de letras insistiéndole en que Le Clézio abría la vía al Nouveau roman.
-No exageremos, me respondió.

La prosa poética de Le Clézio fue una fragancia baudleriana en pleno siglo XX. Esta obra sueña la forma de un paraíso materno y exótico. Es la evocación perfecta del bonheur materno del poeta. El paraíso, para él, es primero una dilatación del espacio que parece ensanchado a las dimensiones del infinito, lo mismo que su evocación de la dimensión temporal. Esta luminosidad evocada por el poeta es a la vez intensa y rica y se desprende de ella el aspecto de lo maternal por el íntimo deseo de habitar en ella. Es así que esta luminosidad es personificada por la mujer, ya que juega el rol de la madre protectora. El estallido de esta luminosidad es a la vez una guía que alumbra justamente dando claridad allí donde antes no la había desde lo visual, y una puerta de entrada a su intimidad, iluminando al mismo tiempo sus sueños e ideas. Es la luz de la paz, el único verdadero consuelo de la vida, la única persona incondicional, es la fuente de todas las cosas, personificada a su vez en el amor ideal. Desnudándose de esta manera su verdadero yo, nos deja la puerta abierta a su universo más íntimo.

Esta mujer suprema, esta luminosidad que lo ilumina todo y llena el espacio allí donde no había nada, fue también vista por otros escritores. Hesse, en Narciso y Goldmundo, se consagra a la búsqueda del bienestar espiritual, este ser supremo, esta madre ideal. Es con ella, con esta luminosidad madre que ambos escritores sueñan con encontrar para terminar con la miseria y el dolor sobre la tierra.

Sin embargo, no todo es lo que parece. La sencilla pintura de una existencia paradisíaca da paso a su vez a la dimensión mística que devela el universo poético. Este texto nos da la impresión de participar a una ceremonia secreta donde asistiríamos a la celebración de los misterios del universo. Este efecto se desprende primero de la lentitud con la que el poeta nos describe esta luminosidad. El develar estos secretos de la naturaleza, el desarrollo pausado y armonioso de las imágenes lleva el sello de la gravidez y de la solemnidad. Los reflejos del sol y de las estrellas parecen ser el símbolo mismo de la creación divina develándose el lado enigmático del universo.

El exotismo, aroma de tabaco, evocación de todos los perfumes, amarillo por todas partes, en la paja, en la llama, en los campos de maíz, en el sol y en las estrellas, nos transporta a un dominio donde la sensualidad es reina. Es la idea de la chevelure d´une femme de Baudelaire: déjame respirar por mucho tiempo, mucho tiempo el olor de tus cabellos. Es la trampa del poeta niño que necesita a la madre y que es a su vez hombre deseoso saboreando los placeres de la luz fatal. El arte y la poesía de esta luminosidad son suficientes para procurar la plenitud.

L´Inconnu sur la terre, es el sentimiento del eterno exilio del poeta, del artista, que es un extranjero sobre esta tierra desconocida y sólo él logra entonces comprender la maravilla del mundo, como la luz. Es menester del poeta percibir el mundo extrasensorial donde hasta un ruido extraño se convierte en un universo paradisiaco. Huidobro decía también, haciendo alusión a esta misma metáfora: El poeta es como un pequeño Dios.

La prosa poética de Le Clézio ya no es más descripción del mundo tal cual lo podemos ver, sino un desciframiento de un universo ideal con la potente finalidad de otorgar al arte la reconciliación del hombre con el universo.

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